El Muerdago

El muérdago era sagrado para los antiguos druidas, un bien para todo mal, físico o mágico. Aparte de sus innegables virtudes para combatir la arteriosclerosis y la tensión arterial, se le atribuía el poder de proteger y curar de forma mágica. Desde tiempos ancestrales, el muérdago ha sido considerado una planta sagrada, asociada a la fertilidad (debido a su permanente color verde), y que, además, trae muy buena suerte. Era además considerado un símbolo de paz y un poderoso amuleto protector.

Según una antigua superstición, se colgaba sobre las cunas de los niños, para evitar que las hadas los robasen y los sustituyeran por otros. Hay leyendas que dicen que sus poderes mágicos provienen de que fue creado como un elemento que no era del cielo ni de la tierra, ya que sus raíces no tocan nunca la tierra, pero tampoco se sostiene por sí mismo en el aire. De ahí la costumbre de recogerlo sin permitir que caiga al suelo, y de colgarlo del techo.

El muérdago se utilizaba con profusión en las festividades asociadas al final del año celta, hacia el 1 de noviembre, y del solsticio de invierno. Con la aparición del cristianismo, entre el pueblo, siguió siendo considerado un buen augurio para sus poseedores, siempre que se hubiera cortado con la debida reverencia, pero su fuerte simbología pagana hizo que cayera en desuso, salvo en lo que se refiere a la tradición "romántica". Ya en la antigüedad, se consideraba que besarse debajo de un árbol con muérdago hacía durar el amor o incluso podía iniciarlo. Ése es el significado de la costumbre actual de besar a la pareja debajo del muérdago (colgado normalmente del dintel de una puerta o del techo, a falta de un roble o una encina): se
Supone que hace perdurar el amor.

Según los primeros cristianos, el muérdago solía ser un árbol del cual se extrajo la madera para hacer la cruz en la que murió Jesús. Esta planta se encogió debido a la vergüenza y se convirtió en un parásito de otros árboles, tal como la conocemos hoy en día. Por supuesto, no hay ninguna explicación científica que demuestre que un árbol se puede convertir en epífita en tan poco tiempo y menos, que pueda sentir vergüenza. Además, ninguno de los pueblos contemporáneos ha registrado al muérdago como árbol. Pero a través de este mito, el muérdago adquiere un carácter místico aceptable para los cristianos y deja de ser un símbolo pagano.

En 1994 Heiny y Beuth, experimentaron los efectos del muérdago sobre el cáncer de mama, tratando a un grupo de 68 pacientes aquejados por carcinoma de mama . Estos fueron quirúrgicamente tratados y hospitalizados para someterlos a la quimioterapia. Usando el estandarizado galactósido-muérdago específico (ML-1) aislado del muérdago europeo, Viscum alba, les fue administrando un tratamiento subcutáneo durante 12 semanas. Los resultados fueron óptimos demostrándose que los niveles de endorfina B aumentaban después del tratamiento con ML-1.