Dormir Insolitamente



Alguna vez imaginó unas vacaciones durmiendo en un caño de hormigón o en una madriguera o simplemente en fondo del mar!!
Todo es posible!

En Austria la posibilidad de "irse a dormir a los caños" existe y tiene forma de hotel. El Park Hotel cuenta con tres caños de hormigón (sí, esos grises que se usan para la construcción) convertidos en cómodas habitaciones. En su interior hay una cama matrimonial, un pequeño espacio para guardar las valijas, un enchufe y conexión a internet. Las habitaciones fueron decoradas por artistas plásticos que pintaron enormes flores bien coloridas.

El hotel no presta ningún tipo de servicio,los huéspedes tienen que usar las instalaciones de los alrededores. Es decir, para desayunar hay que ir al bar más cercano y recurrir a los baños públicos. Aunque cueste creerlo, hay que reservar con bastante anticipación y vía mail. Un vez reconfirmadas las habitaciones, la empresa envía un número de código que servirá como llave de entrada a los cuartos. No se puede pasar más de dos noches y el precio de la estadía es a gusto del visitante, es decir, cada uno paga lo que considera que vale dormir en un caño.

Para los amantes y seguidores de la saga de "El Señor de los Anillos", en Nueva Zelanda está el Hobbit Hotel. Se trata de dos habitaciones que simulan una madriguera que se levantan en la ladera de una pequeña montaña. Con ambientes diminutos, ventanas redondas y muebles circulares, en estas casitas hay lugar para que convivan hasta seis personas. Desde lejos, los techos repletos de césped y las paredes amarillas simulan la pequeña comarca en la que vivía Froddo, el hobbit protagonista de la saga que dirigió Peter Jackson. La noche más económica en estas madrigueras cuesta 145 dólares.

Uno de los hoteles más particulares del mundo está ubicado en Västeras, Suecia, a tres metros bajo la superficie del lago Mälaren. El Utter Inn es obra del artista local Mikael Grenberg. Se trata de una única casita roja con techo a dos aguas y un pequeño muelle. Una vez que el visitante se registra, recibe un bote de goma para llegar hasta la habitación. Adentro sólo hay una escotilla que lo lleva directo hasta la cama del cuarto subacuático.

Este cuarto tiene dos tipos de servicios. Uno de lujo, que incluye la limpieza de la habitación y una barca que se encarga de acercar las provisiones del día. Y otro más económico, en la que todo corre por cuenta del turista. Los precios van desde los U$S 200.

Si la idea es desenchufarse, este hotel es ideal. No hay mucho por hacer salvo mirar por las ventanas panorámicas de la habitación submarina, explorar la isla deshabitada que hay en las cercanías, o simplemente nadar. Durante el invierno europeo, la habitación permanece cerrada.